El resentimiento es el antídoto del amor.
Del amor al otro y del amor a uno mismo/a. Y por tanto, un minador de autoestima.
Como decía Ortega y Gasset: "Soy yo (Con mi temperamento y mi carácter) y mis circunstancias". El otro semejante también está condicionado por lo mismo.
Utilizamos etiquetas de: tontos, incapaces y hasta deshonestos.
El enojo que sentimos se traduce en amargura y sufrimiento, nos anclamos en el pasado y condicionamos el futuro.
Una estrategia útil es pensar que el "pasado pisado" y que cada día es una nueva oportunidad para enmendar errores, sin los cuales seríamos menos hombres sabios.
Fdo.: Joana Marín.
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