Depresión
Al igual que los adultos, los niños y adolescentes pueden tener problemas de estado de ánimo y entre los más frecuentes se encuentra la depresión y la distimia. Sin embargo, si tenemos en cuenta la falta de madurez emocional y la falta de recursos para manejar sus propias emociones, comprenderemos que en el caso de los más pequeños este trastorno puede interferir en su desarrollo.Los criterios para alertarnos son los siguientes:
La duración del episodio depresivo debe ser como mínimo de dos semanas y no estar relacionado con el consumo de ninguna sustancia.
- Presencia de dos de los siguientes síntomas:
· Humor depresivo: los niños y adolescentes, pueden presentar un estado de ánimo deprimido o irritable. Los más pequeños, además, a menudo no son capaces de describir cómo se sienten y suelen quejarse de molestias físicas imprecisas, y mostrar una triste expresión facial o una escasa comunicación visual. El ánimo irritable se puede manifestar con una conducta agresiva o acciones que demuestren hostilidad o cólera. En los adolescentes mayores los trastornos de ánimo pueden tener síntomas parecidos a los de los adultos.
· Pérdida de interés hacia el entorno, o incapacidad para disfrutar con el juego o con las actividades escolares.
· Falta de energía: no juega, rechaza ir al colegio, en casa se le ve desanimado, no habla, etcétera.
- Presencia de uno o más de los siguientes síntomas:
· Pérdida de confianza y autoestima, y sentimientos de inferioridad.
· Reproches: en los niños se refleja mediante una auto-desvalorización o un sentimiento de culpa excesivo o inapropiado.
· Ideas o intentos autolíticos (autodestructivos): en los niños y adolescentes se observan signos no verbales de conducta suicida como realizar acciones en las que corre riesgos de forma reiterada, –a veces como si se tratase de un juego–,- o adoptar comportamientos autolesivos (por ejemplo arañarse).
· Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones, que en el caso de los niños se traduce en problemas de conducta o un bajo rendimiento académico.
· Actividad psicomotriz agitada o inhibida.
· Alteraciones del sueño.
· Variaciones de peso (en los niños generalmente se da un aumento).
- Quejas somáticas (dolor de cabeza, tripa, etcétera). Este criterio es muy frecuente en niños.
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